¡Cuidado con la procesionaria del pino!

Ayer por la mañana estuve paseando por el Monte de los Pozos y me encontré con un montón de nidos de procesionaria en los pinos del parque. Os voy a hablar de ella, para que sepáis lo peligroso que puede ser este bicho, y no sólo para los pinos.
Realmente, la procesionaria del pino se llama Thaumatopeia pityocampa (ya empezamos con los palabros). Primero, os hablaré de su ciclo biológico. A finales del verano aparecen las mariposas que estaban enterradas en el suelo durante el proceso de crisalización. Las hembras son fecundadas durante la noche y colocan los huevos en las hojas de los pinos. A las cuatro semanas, los huevos eclosionan y aparecen las orugas, que se alimentan de esas hojas. Las orugas sufren cuatro mudas y, a partir de la segunda, presentan pelos urticantes a lo largo de su cuerpo. A partir de la tercera muda construyen el nido (ahí os dejo unas fotos de ayer) y pasan el día en su interior y por la noche se desplazan por las ramas para alimentarse. Cuando la temperatura ambiental sobrepasa los 10 ºC o más bien se aproxima a los 20ºC (es decir, primavera o inicio del verano), aparece el reflejo de enterramiento. Por la mañana, las orugas salen del nido una detrás de otra, como si fueran en procesión (de ahí viene su nombre), bajan a tierra y buscan un lugar adecuado para enterrarse y así completar el ciclo (y ahí va otra foto, de hace unos años, en el parque forestal de Beade).
Ahora os voy a explicar el motivo por el que pueden ser dañinas para vuestros animales de compañía, sobre todo los perros, que somos más curiosos, aunque también a vosotros pueden haceros daño. Esos pelos urticantes que revisten la oruga tienen forma de arpón con una substancia tóxica en su interior, la taumatopeína. Cuando el pelo se rompe libera el tóxico que, en contacto con la piel o las mucosas, hace que las células corporales liberen histamina produciendo urticaria, inflamación y edema agudos.
También hay que tener cuidado con los nidos pues están llenos de estos pelos y pueden ser trasladados por el viento y producir el mismo efecto aún en ausencia de las orugas.
¿Y cuáles son las manifestaciones clínicas?.
Pues, sobre todo en los perros que somos más curiosos y en los cachorros que se acercan con curiosidad a las orugas. Les acercamos la trufa y las olisqueamos e incluso llegamos a darles un lambetazo, a ver si son comestibles y entonces, de repente se nos pone la cara roja, se hinchan la cara y la lengua, nos pica todo, babeamos mucho, vomitamos, queremos frotarnos y si nos entran en los ojos también tendremos conjuntivitis y daño corneal. El problema es que la inflamación es tan grande que puede llegar a necrosarse un trozo de lengua o de labio y en ocasiones seremos incapaces de beber y comer con lo que puede desarrollarse un fallo renal por deshidratación.
A veces es difícil llegar al diagnóstico pues se trata de un cuadro clínico similar a alergias alimentarias, alergias a medicamentos, alergias de contacto, picaduras de insectos (aunque en este caso no suele afectarse la lengua) y mordeduras de serpientes.
Lo habitual es que, tras un tratamiento adecuado, la curación tenga lugar entre uno a tres días, aunque en casos graves puede tardar bastante más.
Si os encontráis con este problema, debéis acudir inmediatamente al veterinario. Inicialmente podéis lavar la zona con suero o agua abundante, pero sin frotar, para evitar que se pinchen más pelos urticantes.
Vuestro veterinario aplicará un tratamiento sistémico con corticosteroides y antihistamínicos. A veces acompañados por un antibiótico y realizará alimentación forzada si fuera necesaria.
Lamentablemente no hay ninguna medida preventiva para evitar esta situación desagradable. Únicamente podéis evitar las zonas afectadas durante esta época del año, pero como podéis ver en las fotografías, vivimos en un entorno muy afectado.
Así que ya sabéis, tened cuidado y guardaos de meter la lengua en sitios inadecuados.
Un saludo
Trasto

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